lunes, 23 de mayo de 2011

El sonido de la vida

Estoy en Buenos Aires y decido tomarme unos minutos para pensar, tranquilo, sin nada que me apure, salgo a caminar por un sendero arbolado y mientras lo recorro, escucho el crujir de hojas y ramas bajo mis pies.
Ya se sienten los primeros fríos, el viento no solo trae la fresca brisa, sino también el aroma de eucaliptus y el sonido del viento, ese sonido tan particular que hace que el frío sea más intenso.
Pienso en todos lo sonidos, que poco a poco me van invadiendo, los voy reconociendo uno a uno sin dejar que alguno en particular, me desconecte de los otros…

¿Han percibido que nuestra vida está rodeada de sonidos?.

Al igual que en una película, nuestra vida tiene su propia banda sonora.
Tal vez muchos no puedan reconocer el sonido que acompaña su vida porque con el tiempo, se han acostumbrado a oírlo, se encuentran en transparencia con él.

Es así que podemos sentir el aroma de una flor, deleitarnos con una comida, caminar descalzos sobre la arena a la orilla del mar, percibir el olor de la tierra húmeda cuando se inicia la tormenta, contemplar un amanecer o la puesta del sol y no percibir los sonidos a nuestro alrededor.

El diario trajín, nuestros propios pensamientos, las conversaciones que mantenemos, en silencio o no, con nosotros mismos, nos van aislando de nuestro entorno.
¿Para qué esperar que el volumen sea molesto o insoportable para tenerlo en cuenta?
¿Para qué los seres humanos prestamos mayor atención a los gritos, a las explosiones, a lo molesto, a lo estridente en lugar de estar más atentos a un suspiro, un arrullo, una apacible conversación, un suave canto o a un susurro?

Tal vez sea porque es lo que nos mueve de nuestro espacio de confort...
El sonido del viento colándose entre las hojas de los árboles, el canto de los pájaros, las olas del mar en la rompiente, la lluvia golpeando los cristales, mi propia respiración… Todos estos sonidos poseen texturas, intensidades, duraciones, una inagotable paleta de matices que están ahí para descubrirlas.

En esta parte del mundo, estamos transitando el otoño, para algunos una estación que invita al descanso y la reflexión, ¿por qué no re-descubrir nota a nota la música que quieres que te acompañe a partir de hoy y por el resto de tu vida? ¿por qué no aprovechar este mes, estos momentos, para comenzar a hacerlo?.
Comienza por respirar profundo y escuchar, silenciosamente, el sonido de la vida ingresando a tus pulmones, escucha los latidos de tu corazón. Si puedes escucharlos, significará que ya estás conciente para escuchar la suave y determinante llamada, que la naturaleza te hace, para ofrecerte calidad y sosiego. Vale la pena ¿No?

4 comentarios:

Grace dijo...

Gracias! Gracias! Gracias!
En unas líneas me reconecté con toda la belleza de la vida que amo!
Espléndido blog!
El material es muy bueno!
Felicitaciones!
Saludos!
Grace

Mariano Vazquez dijo...

Grace, agradezco muchisimo tus palabras y me alegro que te haya servido para conectarte con tus sentimientos y con la música que acmpaña nuestra vida.
Un abrazo, Mariano

yonky dijo...

Un posteo muy sentido Mariano al cual me afilio fervientemente en lo conceptual,ya que soy fiel defensor de la necesidad de ese espacio para los seres humanos no solamente por su bienestar sino por la necesidad de armonia que se consigue.En definitiva es un buen aporte a la mejora de la convivencia con nuestro entorno si es que realmente nos importa.

Saludo cordial desde Uruguay
Diego

Mariano Vazquez dijo...

Estimado Diego, es un placer y un gusto verte seguido por aquí... Muchas gracias por dedicar tiempo a tus nutridos aportes.
Un abrazo y hasta pronto..Mariano