miércoles, 7 de marzo de 2012

La ilusión del Control

Aun seguimos creyendo en la ilusión del control. Cada día hacemos frente a un mundo complejo y seguimos pensando en que podemos controlarlo.
En esta oportunidad, quiero compartir el ejemplo del control con este video.
Es mi deseo que lo disfruten...

domingo, 4 de marzo de 2012

Vive intensamente tu día.

La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar al máximo el día presente, "el día de hoy", olvidando el pasado y dejando en paz el futuro.

Hay personas que cargan sobre sus débiles hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar: es el saco de lo que habitualmente hacemos en nuestro día, trabajos, penas y alegrías de un solo día, el día de hoy.

Un segundo saco pesado, abrumador, el del pasado: son esas personas que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en abrir las heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan. Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy pesado, el del futuro. Son los que miran el mañana con miedo, esperando siempre lo peor.

Llevar hoy la carga de mañana, unida a la de ayer, hace dudar y tambalear al más fuerte, pero nadie nos manda a vivir así. Nadie nos manda a llevar al mismo tiempo los tres sacos. El universo pensó las cosas de una manera más sencilla: Dedica tu día a vivirlo plenamente, trabajando, amando, comprometiéndote con cada cosa que hagas y la noche para dormir, descansar y olvidar.

Así, en realidad la vida consta de un solo día. Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas cuando dormimos, para nacer nuevamente al despertar por la mañana. ¿Por qué no vivir un solo día por vez?

El pasado ya pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar de mi pasado alguna buena lección, está bien, la saco, pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano recordando mis problemas y amarguras de ayer.

El futuro aún no llega, no sé si llegará, ¿para qué me preocupo?

Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por lo tanto, lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día es una vida entera en miniatura. Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de la vida. En su breve curso están todas las verdades y realidades de tu existencia: la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones.

El ayer es sólo un sueño y el mañana solo una visión, pero el hoy bien vivido, hace de todo ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. Mira pues bien a este día. Ante una ardua tarea solemos pensar en toda la vida. ¿Por qué no conformarnos con llevar nuestra carga de un día?
Todo el mundo puede soportar su carga, por pesada que sea, hasta la noche; todo el mundo puede realizar su trabajo, por duro que sea, durante un día. Todos pueden vivir, pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se ponga y esto es realmente lo que la vida significa.

Tengo un día de vida y nada más. Con él puedo hacer maravillas o destruirlo. Lo que no puedo es vivir una semana, un mes, un año a la vez. Sólo puedo vivir el hoy. No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente dónde has estado, sino hacia dónde vas.

sábado, 3 de marzo de 2012

y tu. ¿a que le temes?

Había una vez un mago que experimentó tal compasión por un ratón que vivía en un constante temor del gato, que lo convirtió en gato.
Pero este gato comenzó a tener miedo del perro, y el mago lo convirtio en perro.
El perro a su vez tuvo miedo del tigre, y el mago lo cambió en tigre.
Pero sus problemas no terminaron allí, ya que el tigre se puso a temer constantemente al cazador.
Disgustado, el mago termino por transformarlo de nuevo en ratón, diciéndole:
"Puesto que sólo tiene los nervios de un ratón, me es imposible ayudarte haciéndote revestir la forma del más noble animal."

La mayoría de nuestros temores nunca se hacen realidad, pero toman la mayor parte del tiempo mental de muchas personas.
Los miedos no tienen que ver con lo que pasa afuera, sino con el poder que nosotros mismos les damos.
Todas las preocupaciones pueden ser transformadas en acción. Acción que me demuestra que aquello a lo cual le temía perdió su poder. El poder que nosotros le dabamos. En cuanto actuamos, nos deshacemos del miedo. Piensa siempre en términos de acción.

viernes, 2 de marzo de 2012

Contacto Humano

En nuestra cultura no nos tocamos unos a otros, y el contacto muchas veces se interpreta mal, hasta se convierte en algo sexual. Cuando estudiaba Medicina me enseñaron que sólo se toca a las personas para hacerles un diagnóstico, y si uno las toca de alguna otra manera, incluso para consolarlas, pueden interpretar el gesto en forma equívoca. Pacientes con cáncer dicen que con frecuencia los médicos los tocan como si fueran un trozo de carne. Una mujer dijo: En ocasiones, cuando voy a hacerme quimioterapia, me tocan como si ignoraran que hay una persona dentro de este cuerpo. Sin embargo, el contacto es la forma más antigua de sanar.

El contacto es profundamente tranquilizador y vivificante. Es la primera forma en que una madre y su hijo se conectan. Entonces, tratemos de tocar a los pacientes con la ternura de una madre cuando acaricia a su hijo, porque lo que una madre está diciendo a su hijo con este contacto es: ¡Vive!, me preocupo por ti, tu vida me importa. Esto es muy importante. Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia. Muchas personas nos dicen que cuando van a los hospitales experimentan esa indiferencia. No creo que se trate realmente de indiferencia: un cierto porcentaje del personal hospitalario está constituido por médicos que están agotados. Vieron tanto sufrimiento y dolor que no pueden aliviar, que ya no sienten nada. Están como entumecidos. Y si yo soy su médica y me siento insensible, usted puede percibir que soy indiferente. Pero quiero que comprenda que me volví insensible porque usted me importa mucho. Tenemos que aprender a entrenar a nuestros médicos para que puedan hacer su trabajo con el corazón bien abierto. Ese es un verdadero desafío.

Creo que eso es sanar: evocar la voluntad de vivir. Que no se evoca sólo haciendo algo, sino recibiendo a otra persona, abriendo los brazos a otro ser, dejando que esa persona sepa que su dolor, su sufrimiento y su miedo nos importan.

Rachel Naomi Remen es médica especializada en comportamiento y cuidado de pacientes con enfermedades críticas. Aquí, un fragmento de su libro El paciente humano.
La Nación 02/02/12