lunes, 6 de abril de 2009

¡Ayúdame a mirar!

Diego no conocía el mar, su padre lo llevo a descubrirlo, viajaron al sur.
El mar estaba mas allá de los médanos, esperándolos.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas altas dunas de arena, después de mucho caminar, el mar estallo ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar y tanto su fulgor que el niño quedo mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
"-ayúdame a mirar"
Eduardo Galeano, El libro de los Abrazos.

Así como ese padre, el compromiso del coach ontológico es asistir a otras personas a cambiar la mirada, para que puedan ver las situaciones desde otro lugar y permitir, que un nuevo mundo se abra ante sus ojos, al igual que ese niño ante lo nuevo, lo no conocido.

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