viernes, 17 de junio de 2011

Imagenes que reflejan nuestra vida

Una vez más recibo de mi amiga Diana, residente en Montreal, esta historia que quiero compartir con todos ustedes.

Trabajaba un padre en su despacho cuando entró su hija pequeña al borde de un ataque de nervios, medio llorosa y compungida.

- ¿Qué pasa hija? ¿Por qué estás tan deprimida?
- ¡Es que mi mesa se desordena demasiado fácilmente!- Dijo la niña.
- A ver, ¿puedes enseñarmelo?.

Fueron a la habitación de la niña, y esta enseñándole la mesa le dijo:

- ¿Ves? Yo la ordeno, pero se desordena demasiado fácilmente.

El padre extrañado le dice:

- Enséñame como la mesa está ordenada.

La niña recoge todo, pone la taza con los lápices arriba a la derecha, una libreta arriba a la izquierda, una regla a la derecha, una goma de borrar abajo a la izquierda y así sucesivamente hasta que al fin, contenta, dice sonriendo:

- ¡Ya está!

El padre, extrañado le pregunta:

- ¿Y si cambio esto de aquí, un poco a la izquierda?
- ¡Ah no Papi! Así ya no está ordenada.

- Ah ¿Y si tomo esto otro y lo cambio por esto?.
- ¡Aún me la desordenas más!.

- ¿Y si cambio de sitio la taza de los lápices por la libreta?.


La niña, al borde de las lágrimas dice:

- ¡Papá! ¡Me estás desordenando toda la mesa!.
- No, hija no, la mesa no está desordenada. Lo que pasa es que tú tienes muchas imágenes para que la mesa esté mal, y sólo una para que esté bien.


¿Cuántas imágenes tenemos que reflejen que nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro alrededor…, está bien? Si sólo existe una, es difícil que podamos ser felices y/o disfrutar de lo que nos pasa, porque somos demasiado rígidos e inflexibles.
Es importante trabajar nuestra flexibilidad mental para poder vivir en un mundo como el nuestro, en el que el cambio es trepidante y el futuro es difícil de predecir en los términos que manejamos en estos momentos. Si no, corremos el riesgo de estancarnos y no saber dar respuesta a las necesidades que surgen y surgirán en nuestra vida.

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