viernes, 2 de marzo de 2012

Contacto Humano

En nuestra cultura no nos tocamos unos a otros, y el contacto muchas veces se interpreta mal, hasta se convierte en algo sexual. Cuando estudiaba Medicina me enseñaron que sólo se toca a las personas para hacerles un diagnóstico, y si uno las toca de alguna otra manera, incluso para consolarlas, pueden interpretar el gesto en forma equívoca. Pacientes con cáncer dicen que con frecuencia los médicos los tocan como si fueran un trozo de carne. Una mujer dijo: En ocasiones, cuando voy a hacerme quimioterapia, me tocan como si ignoraran que hay una persona dentro de este cuerpo. Sin embargo, el contacto es la forma más antigua de sanar.

El contacto es profundamente tranquilizador y vivificante. Es la primera forma en que una madre y su hijo se conectan. Entonces, tratemos de tocar a los pacientes con la ternura de una madre cuando acaricia a su hijo, porque lo que una madre está diciendo a su hijo con este contacto es: ¡Vive!, me preocupo por ti, tu vida me importa. Esto es muy importante. Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia. Muchas personas nos dicen que cuando van a los hospitales experimentan esa indiferencia. No creo que se trate realmente de indiferencia: un cierto porcentaje del personal hospitalario está constituido por médicos que están agotados. Vieron tanto sufrimiento y dolor que no pueden aliviar, que ya no sienten nada. Están como entumecidos. Y si yo soy su médica y me siento insensible, usted puede percibir que soy indiferente. Pero quiero que comprenda que me volví insensible porque usted me importa mucho. Tenemos que aprender a entrenar a nuestros médicos para que puedan hacer su trabajo con el corazón bien abierto. Ese es un verdadero desafío.

Creo que eso es sanar: evocar la voluntad de vivir. Que no se evoca sólo haciendo algo, sino recibiendo a otra persona, abriendo los brazos a otro ser, dejando que esa persona sepa que su dolor, su sufrimiento y su miedo nos importan.

Rachel Naomi Remen es médica especializada en comportamiento y cuidado de pacientes con enfermedades críticas. Aquí, un fragmento de su libro El paciente humano.
La Nación 02/02/12

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